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Juan Vicente Tovar

Juan Vicente Tovar

"El Campeón Venezolano"

Juan Vicente Tovar, nacido el 24 de mayo de 1950 en la 3° calle de Los Cujicitos, casa N° 37, DDT-425, de la caraqueñísima parroquia San José. De la unión de Pedro Tovar y Maria León de Tovar nacieron dos hembras, Sergia Rosa y Ana Cristina, además de tres varones: Justo, Julio y Juan Vicente. Este último curso la primaria en la Escuela Antonio Ernest. Los apuros económicos de la familia lanzan a Juan al mercado de trabajo a corta edad y se convierte en plisador de ropa femenina en el Almacén Maden, de la esquina de Salvador de León. Lejos estaba el pequeño negrito, de atrapar tantos títulos, el exceso de records, la idolatría de un país entero, la condición de campeón indiscutible y, sobre todo, el de ciudadano ejemplar.

De la promoción a la cual pertenece Tovar León hay varias anécdotas. Ocurrió que los alumnos de la Escuela de Jinetes, dirigida a la sazón por el desaparecido Luis Monasterios, al graduarse, hizo una colecta de cinco bolívares cada uno con la finalidad de entregar placas y de esta manera brindar reconocimiento a dos jóvenes periodistas que les prestaron apoyo durante el aprendizaje.

Ese honor correspondió a Angel Gutierrez Agueros y Mario Cardozo. La promoción llevo el nombre de Jesús Marino Escobar. JVT compartía sus obligaciones como alumno de la Escuela de Jinetes con labores que comúnmente se llama en nuestros hipódromos "cagajonero", es decir, limpiar las camas de los ejemplares y cambiarle la viruta. Labor que cumplió en las caballerizas de Neptali Sánchez y Jose Rosendo "Che" Fernández. Una labor de menos delicadeza que el de las finas sedas del Almacén Maden.

De esa época nació la amistad de Tovar con Camejito, ambos cumplían similares funciones en los establos, con la diferencia que Camejito no aspiraba ser jinete. Era tanta la camaradería, que compartían lo poco que ganaban. Si el dinero no alcanzaba mas allá de un sandwich, o una empanada, o un refresco, esa era la comida del par de amigos. Si "levantaban" un fuerte, cada uno se llevaba cinco reales. Así funcionó todo hasta que un dia Guido Argentino, herrero de profesión, buscaba un aprendiz y vio en Camejito el aspirante idóneo. Le ofreció salario de Bs. 600 mensuales, que comparados con los 20 que ganaban ellos semanalmente, era una fortuna. Es así como se produce la ruptura de los "inseparables".

La hermandad llegaba a su fin. Ceremoniosamente Camejito se dirigió a Juan Vicente y le dijo: "Negrito, a partir de este momento vamos a probar suerte en forma separada. Cada quien por su lado". Y se convirtió en mano derecha de Argentino, llegando a ser con el tiempo un afamado herrador.

Un buen día, Tovar se presenta a La Rinconada con un lujoso automóvil. Solicita la presencia de Camejito, quien atendió de inmediato el llamado. Tovar le recordó los viejos tiempos. Le hizo un recuento hasta llegar al tema del auto.

Le manifestó que ese coche lo había comprado con la intención de regalárselo y así pensaba hacerlo. En el trayecto, de la agencia al hipódromo, repasó mentalmente esos días y cuando lo llamó estaba dispuesto a entregarle el presente; pero, repentinamente recordó que al recibir la oferta de Guido, Camejito no lo había pensado dos veces y, tal vez, en forma egoísta prefirió quedarse con la ganancia total y no seguir compartiendo con su amigo. Es así como Tovar se lo recuerda, enciende "la nave" y sale del lugar "picando cauchos", no sin antes manifestarle que se había arrepentido de materializar el obsequio por la actitud de quien hasta el momento era como su hermano.

Sin embargo, no fue Camejito el único escéptico sobre el futuro de Juan Vicente. El popular Guillermo González, "Chatarra", que dirigió la campaña de jinete aprendiz de Tovarcito. Sería a comienzos de 1974 cuando entra en actividad como jockey, ganando su primera carrera con Soroa un 2 de marzo de 1974. Termina esa temporada con 41 triunfos, no obstante pierde el título de aprendiz del año en la última semana, cuando su colega Argenis Rosillo lo termina superando por una victoria, sin embargo recibe Mención Honorífica como jinete aprendiz.

Con ese cartel arranca 1975, la cual, le da su primera victoria clásica, acontecido en la segunda semana de septiembre cuando pasa la meta en primer lugar con el ejemplar Arañazo (que era tremendo batacazo) en el marco del Clásico Cavepro. Arañazo, un pupilo de Heberto Castro Pimentel entrenado por Domingo Noguera Mora, derrotó a los grandes favoritos Gran Tiro y Guache.

Luego de que ya había sido observado como uno de los novatos más prometedores de la hípica, y tenía algunos triunfos en su haber, el destino le jugó una mala pasada. En una mañana de traqueos Tovar cayó del ejemplar Sapuare en la pista de "La Rinconada", su pierna derecha quedó en tan malas condiciones y se pensó que nunca volvería a montar otro purasangre de carrera.

Tovar había demostrado tener la capacidad para ser un ganador, sin embargo, los jinetes construyen su futuro compitiendo y ganando carreras, mientras él estaba postrado en una cama y con la deuda de una casa que había recientemente adquirido para su madre.

Así el pequeño Tovar se encargó de sorprender a todos con su regreso a las pistas en tan solo cuatro meses. Juan Vicente Tovar estaba dotado de un increíble instinto para tomar decisiones rápidas en la pista y de un tacto preciso para conocer el estado físico de sus montas, por lo que pronto estuvo de nuevo en los primeros planos, algo que no logró ver "Chatarra" que al JVT obtener este el grado profesional lo abandonó, señalando que le sería difícil seguir ganando. Entonces busco la asesoría de otro agente y recibió como respuesta que el individuo le diera la espalda "porque tenia al mejor jinete de La Rinconada y sus alrededores".

Luego, cuando diligenciaba la obtención de la licencia para conducir automóviles, conoció a José Angel Torres Velázquez, "Edificio". Terminaba Tovar ese año 1976 como subcampeón de los jinetes, escoltando a la figura del momento, Angel Francisco Parra. Ya para 1977 dominó la situación de principio a fin, para apoderarse del campeonato de los jinetes con 114 triunfos y de esta manera no dejarlo sino hasta 1992, después de 16 estadísticas, todo un record a nivel mundial.

El tiempo, curtidor de la constancia, del deseo, de la dedicación y responsabilidad lo convirtió en el jinete, en el astro que todos conocimos por más de dos décadas, poseedor de casi todos los records de nuestro país.

En el año 78 gana la Triple Corona de yeguas con Blondy, hecho éste que repite en el 80 con Gelinotte y con otra triple coronada gano uno de los tres pasos, se trata de Lady and Me; ademas estuvo cerca con Inolympia, Trinycarol, The Queen, Luna Pier y Ferd D'Ferh.


Juan Vicente Tovar con Gelinotte

Gelinotte (Never Bend en Mariachi), la valiente zaína nacida en el año 1977, copó la escena durante el año 1980, cuando se metió en las páginas doradas de nuestro hipismo al conquistar la Triple Corona de yeguas, y a dos pasos de la Triple Corona Nacional, y cayendo vencida, para perder en un duelo cabeza a cabeza de casi 500 metros con Sweet Candy por dentro y Gelinotte por fuera en el Derby de Venezuela, último paso de las gemas.

Gelinotte defendió los colores del stud "Saltron" de Alfredo Toledo Guerrero, y siempre estuvo bajo el cuidado del estelar Millard Faris Ziadie, el popular "Musiu", profesional que ha ganado mayor número de carreras en nuestro hipismo.

El astro Juan Vicente Tovar, estuvo sobre la linajuda criolla desde su debut, aunque la primera victoria como potranca la consigue con el fusta Miguel "Tacata" Blanco. Catalogada como mejor potra de dos años en 1979, al ganar los eventos Edgar Ganteaume y el Ciudad de Caracas. Tumbó el record de Gradisco, en el mismo clásico "Gradisco", para los 1.400 metros, al cronometrar 83" exactos, marca que tenía para el instante casi 20 años. Se despidió como pistera al arribar 7° en el primer Copa de Oro, ganado por Negresco.

Los aficionados Zulianos pudieron disfrutar del espectáculo que era Juan Vicente Tovar al mando de un caballo de carreras cuando en 1981 llevo a Veseli (The Group Captain en Alegoria) a convertirse en el primer Triple Coronado del Hipismo Zuliano, cuatro años más tarde regresó para repetir la hazaña, esta vez en la silla del gran campeón Tio Cheo (Guapo en La Lucense) con el cual también obtuvo el Clásico José María Vargas de 1986 en La Rinconada.

Ganando el Clásico Dia de la Armada de 1982 con la yegua Val Fleurie (Burgeon en Flying F. por Olden Times), Juan Vicente Tovar pasó a liderizar el renglón de clásicos ganados superando a Balsamino Moreira, llegando a 71 clásicos ganados por 70 del recordado latigo chileno.

En Valencia ganó su primera con Murciano en la jornada inaugural el 25 de marzo de 1983, de esa hípica de Cabriales se recuerda su triunfo en el Hipódromo de La Rinconada con la primera gran Campeona Valenciana, Miss Leidy (Clover en Real Prince por Prince Zonnie) en el Clásico General Joaquín Crespo de 1984.

Recién comenzaba la temporada de 1984, tres semanas sin ganar Tovar, eran demasiadas para el ritmo triunfador a que el campeón tenía acostumbrada a la afición.

¿Qué le ocurre al Negro?, Era la pregunta que giraba alrededor de la fanaticada. Un "bache", se señalaba. La situación preocupaba un poco al líder de los jockeys. ¡De pronto! sonó el teléfono de la quinta Mis Anhelos, de la urbanización Los Naranjos. "Es Luis Aparicio, se que estás atravesando un bache, yo pasé por eso en las grandes ligas.

Mentalízate e imagínate que no esta pasando nada, que estáis ganando seguido, y veréis que pronto vuelves a tu estado natural: a ganar como sólo tú sabes". El saludo amistoso, el agradecimiento y un "nos vemos en cualquier rato". Coincidencialmente, ese mismo año se programó en La Rinconada el Trofeo "Luis Aparicio: venezolano en el Hall de la Fama". José Angel "Edificio" Torres (eterno agente del ídolo) acompañó al hipódromo al único campocorto latinoamericano insertado en Cooperstown.

En el trayecto, Luis recibió un mensaje de Tovar: "Dile a Luis que le dedicó la carrera de su trofeo". Ya en plena recta final, al narrador interno no tuvo otra alternativa que afirmar: " Y Sindavad tiene el triunfo asegurado". JVT había cumplido su promesa por intermedio del ejemplar al cuidado de Julio Ayala. Aparicio también debe recordar esa victoria.

La influencia de Tovar en las pruebas correspondientes a la Triple Corona es inagotable. En 1984, condujo a The Iron en el Paez (1,600 metros) y cayó vencido por Indudable, el crack del momento. Posteriormente, con el mismo animal, repitió su segundo lugar en el MAC (2.000 metros), Indudable mantenía sus aspiraciones a la ansiada Triple Corona nacional. Le restaba, apenas, el República de Venezuela en milla y media.

Todo señalaba como una auténtica fija al caballo que conducía Jose Padrón y entrenaba Julio Ayala. Juan Vicente envió un mensaje a Manuel Medina (entrenador de The Iron): "Díganle que me prepare al caballo para los 2.400 metros, pues no podemos perder". Medina, sorprendido, atinó a decir: "Pero si no hemos podido con ese caballo en la milla ni en los 2.000 metros, ¿cómo le ganamos en 2.400? Sin embargo, obedeció y alargó al ejemplar. Resultado: The Iron venció, dejando en el segundo y sin la Triple Corona a Indudable. "Ese negro es un fuera de serie", afirmó Medina inmediatamente a la inobjetable y dibujada conquista.

Nunca antes un jinete criollo la había logrado y sólo después de algunas temporadas como profesional Juan Vicente Tovar pudo lograr tan ansiado trofeo.

El 23 de junio de 1985, el moreno de San José se adjudicó la Triple Corona del hipismo venezolano cuando el ejemplar Iraqui se coronó al obtener la victoria en el Clásico "Presidente de la República".

Así la jornada fue toda festiva cuando Tovar y el defensor del Stud "Chivacoa" jugaban como favoritos ya que venían de ganar las pruebas anteriores: el "José Antonio Paez" y el "Ministerio de Agricultura y Cria". El "José Antonio Paez" fue un clásico en el cual a Iraqui se le señalaba como una segunda opción asomándose como favorito al ejemplar Candy Man.

Sin embargo, Tovar lo colocó a la expectativa y en el codo final se lanzó en búsqueda del triunfo, objetivo que alcanzó con cuatro cuerpos y medio sobre su archirrival.

Juan Vicente Tovar ganando con Iraqui

Luego llegó el Domingo dos de junio, cuando en el Clásico del "Ministerio de Agricultura y Cría", segundo evento de la triple corona venezolana, Iraqui traspuso la línea final de la competencia con más de cinco cuerpos de distancias sobre su más cercano rival.

Así, avanzamos al 23 de junio de 1985 cuando el noble potrillo junto a la leyenda Juan Vicente Tovar obtuvo una convincente victoria que lo catapultó a la historia del hipismo nacional.

El pequeño jinete estaba en su momento de gloria, la algarabía fue inmensa y en La Rinconada no se recuerda mayor alegría, Iraqui se consagraba como el tercer animal en alcanzar la Triple Corona Venezolana, emulaba las hazañas logradas por "Gradisco", en 1960, y por "El Corsario", en 1972.

En el año 1986, ganó 17 clásicos en este orden el Alberto Smith (con Napaz), José María Vargas (Tío Cheo), Andrés Bello (Tío Cheo), Día de la Armada (Miss Vereda), Fuerzas Armadas de Cooperación (Winton), El Corsario (Miss Vereda), Cavepro (Winton), Asociación Hípica de Propietarios (Winton), Peridistas Hípicos (Satira), Simón Bolívar (Winton), Burlesco (Sparrow), Cría Nacional (Winton), Ciudad de Caracas (Imbay), Fuerza Aérea Venezolana (Capaz), Jockey Club de Venezuela (Winton), Comparación (Batiente) e Instituto Nacional de Hipódromos (Capaz).

Otra vez, a finales de octubre de 1987 y en el restaurante Ponte Vecchio de Las Mercedes, un día (lunes) después del distanciamiento de Gallardete en el Clásico Simón Bolívar, Francisco Morales hacía cálculos de si podía o no ganarle la estadística, con tamaña suspensión sobre su cabeza, al fenomenal Angel Francisco Parra. Servilletas rayadas por todos lados, números de distinta dimensión, en fin cualquier cantidad de dígitos dignos de Pitágoras.

Apartando la gran cantidad de cifras, le formuló un par de preguntas.

"Juan, cómo haces para ganar tantas carreras? Existe algún secreto? ", a ello responde Tovar "Las victorias vienen por la constancia, la dedicación, la disciplina, las metas que uno se traza y ciertas habilidades. El secreto, si es que existe, es el oído."

Qué tiene que ver el oído con mandar, pegar, apilarse, estribar corto, arrear y toda esa serie de vainas que hacen ustedes los jinetes?, le preguntó de nuevo con bastante incredulidad, a la que Tovar respondió con rapidez y seguridad:

"El jinete que no tenga el oído educado, que no sepa escuchar los pasos de los caballos, tanto del que va adelante como los que vienen atrás esta liquidado, no puede medir el alcance de una carrera de caballos".

Y le dijo: "Te dedico esta estadística." Parecía increíble. Regresó. Ganó 19 carreras de 38 compromisos, terminando primero con cuatro de ventaja sobre Parra. El 1° de enero, al compás del Feliz Año, le recordó: "Te la dediqué y cumplí."

El 2 de Diciembre de 1990, fuimos testigos de la más grande hazaña lograda por Juan Vicente Tovar en la pista cuando ganó las inolvidables tres pruebas Internacionales como lo fueron las dos ediciones del Clásico Confraternidad del Caribe a bordo del caballo Randy en tiempo record sobre Super Sergio y la edición para Yeguas en la que impuso a Mon Coquette sobre Stillwater.

Finalmente la gloria llegó cuando en una verdadera demostración de calidad e inteligencia logra imponer al Campeón Don Fabián en la edición 23 del Clásico del Caribe en bonito duelo con el Panameño Espaviento, marcando además tiempo record.

En otra oportunidad, Francisco Morales, almorzando en su casa de Los Naranjos, observó que el Casquillo de Oro de 1977, el primero que ganó con un total de 114 primeros, colgaba de un clavo bastante raro y circundado por un marco muy especial. Esa situación le llamó poderosamente la atención, pidió una explicación. Vino de inmediato. "Hace años, en 1976, siendo un aprendiz tuve una caída que por poco me deja sin trabajo. Me operaron e incrustaron un clavo en el fémur. Después, ya sin molestias, me lo retiró el Dr. José Lara Díaz. Cargué con mi clavo a casa; y ese que ves ahí es, justamente, el clavo que sostiene a mi primer Casquillo de Oro"

De las 16 estadísticas consecutivas que obtuvo Juan Vicente Tovar (desde 1977 hasta 1992), fue el de la temporada 1982 donde consiguió la mayor cantidad de triunfos con 151 laureles.

Cuando Tovar asumió la idea del retiro en 1992, lo hizo por la puerta grande, al ganar su última estadística, luego de triunfar con Auriga y cumplir otra monta. Fue tal su firmeza en la decisión, que nadie pensó en la posibilidad del regreso. Se dedicó al descanso, asuntos familiares y algunos negocios. Para la temporada de 1993 se instauró un clásico en honor a quien logró infinidad de records en nuestro hipismo y uno a nivel mundial, el de 16 estadísticas consecutivas.

Ese año lo ganó La Pastoreña y en 1994 lo ganó Prime Tip. Sin embargo, la nostalgia del quehacer diario, la camaradería y competencia del medio, se apoderaron de él y sorpresivamente se reincorporó a actividades con una gran diferencia sobre el resto de los atletas que han intentado una segunda etapa: conseguir el éxito en esa misma temporada, 1995, su primer triunfo con Mariawaleska en una recordada ovación que duró varios minutos desde que entró en la recta final hasta que hizo el repeso, culminar entre los primeros de la estadística y ganar el clásico Presidente de la República, con el ejemplar Colonial (Always Best en Miniprincesa por Gentleman's Word).

El astro de los jinetes, Juan Vicente Tovar, al ganar la cuarta carrera del programa del 12 de julio de 1997 en la Rinconada, completó los 2,300 triunfos'.

El 30 de Octubre de 1997, en horas del mediodía, se cumplió el homenaje pautado por la Comisión Permanente de Juventud, Recreación y Deportes de la Cámara de Diputados en honor al astro de los jinetes, Juan Vicente Tovar León.

Una concurrida asistencia llenó los jardines del Palacio Federal Legislativo, donde Juan Vicente recibió la medalla Congreso Nacional de manos del doctor Cristóbal Fernández Dalo, presidente del Congreso de la República.

Tovar, quien estuvo acompañado por sus familiares y la gran legión de amigos, agradeció, en breve pero concreto discurso, el acto que se le rendía, considerado como el primero que se le otorga a un jinete nativo.

Muchas veces Juan Vicente Tovar León ganó con ejemplares en tiempo record: Star Light, Abisinia, Gelinotte, Landrea, El Isiro, Ristre, Guadamil, Murciano, Mon Coquette, Don Fabián.

Finalmente, en 1998, decide abandonar la profesión, esta vez en forma permanente, su última victoria con Express y el ejemplar que cerró las páginas doradas de la vida pistera de quien en vida fuera considerado "El Mejor" fue Locura de Amor, para probar suerte en otras facetas, incluyendo en el campo de la edición de revistas y en la radiodifusión, donde mantuvo su sintonizado espacio Tovar en Línea.

Juan Vicente Tovar León, su luz cual estrella brillara por siempre sobre los cielos de los hipódromos venezolanos y al contemplarla servirá de inspiración y ejemplo a todos aquellos jóvenes que deseen surgir como jinetes para que entiendan que la grandeza de un hombre no se mide por su estatura, ni por las riquezas materiales que acumule, sino por las hazañas a base de constancia, dedicación, esfuerzo y honradez, las mismas que quedaran escritas con hilos de oro en los libros de gloria de la memoria imperecedera de las generaciones venideras.

Siempre habíamos considerado a Juan Vicente Tovar como un hombre de extraordinaria inteligencia cuando estaba arriba de un pura sangre de carreras.

Desde pequeño había observado que esta gran fusta venezolano le agradaba correr en puestos intermedios, es decir, entre los 5 o 6 primeros. Siempre aprovechaba la pelea de dos o más punteros para no desgastar a su conducido, cuando uno de los dos se entregaba, exigía a su ejemplar y lo colocaba en pos del líder.

Otras de las grandes virtudes de Juan Vicente Tovar fue que casi siempre buscaba la carrera en el poste de los 600 metros, en donde siempre hacía correr en firme para de esta forma desprenderse en la recta final.

Como último homenaje y bajo enorme emoción, el pequeño Juan Pablo Tovar Celis recibió y alzo la placa que traduce la Exaltación al Salón de la Fama de su padre: Juan Vicente Tovar León, quien en vida fue el jinete más grande de todos los tiempos, no por el hecho de ganar 16 estadísticas consecutivas en La Rinconada sino por su don de gente y venezolano ejemplar.

El 26 de Junio de 2000, a las 7:30 de la noche, en acto que tuvo lugar en el Hotel Tamanaco, se hizo realidad lo que hace algunas semanas se anunció en los diferentes medios: el jurado calificador integrado por miembros del Círculo de Periodistas Deportivos seleccionó la Exaltación al Salón de la Fama del "multicampeón" de los jinetes y rey de la fusta: Juan Vicente Tovar León, así como a otros destacados atletas del deporte nacional.

Y le correspondió a su pequeño hijo, Juan Pablo, en representación de la familia Tovar Celis recibir lo que en vida le fue negado a su papá, pero, más allá de todo, queda la huella, la hazaña, la gloria, la alegría de un venezolano que se entregó en cuerpo y alma a su profesión, a la afición, a las carreras de caballos que es lo que cuenta.

Como última anécdota de JVT, Alfredo Iglesias se encontraba en un restaurante de la capital en compañía de su familia y se acercó un camarero con acento sureño. "Usted es Iglesias, el de los caballos" me dijo, en tono que se debatía entre la duda y la afirmación.

Entendió que algún compañero le había pasado el dato y lo enviaba a preguntar por algún "fijo" para el domingo.

Cuando le indicó el ejemplar que más le gustaba para esa jornada, hizo la salvedad de que lo guiaba el campeón (refiriéndose entonces a Emisael Jaramillo). El hombre, visiblemente emocionado, me respondió: "¡Ah! Si lo lleva Tovar no pierde" Por supuesto, se paso un buen rato explicándole que había fallecido, pero este hecho demuestra fue, fuera del hipismo, existía un solo campeón para el pueblo: Juan Vicente Tovar !!!

Anécdotas Hípicas Venezolanas
Agradacemos a Juan Macedo el permiso para publicar esta biografía.